Cuándo oímos esa frase tan habitual de :”Esa persona no tiene valores “, estamos muy lejos de la verdad. Todos tenemos valores, lo que ocurre es que son diferentes.
Si nacemos en un barrio conflictivo y pobre, lo más probable es que aprendamos que la vida es un jungla y que para sobrevivir conviene ser agresivo y inflexible y además parecerlo. No quiero decir con esto que los pobres son peores que los ricos. De hecho , si alguien crece en un entorno donde todos los bienes se dan por exceso y sin embargo el respeto y la inteligencia escasean, los valores transmitidos serán igualmente negativos.

Tengamos en cuenta , además, que normalmente los valores transmitidos serán también en alguna proporción positivos. Nunca son puramente unos u otros. Pero en todo caso , en cada familia la combinación es única y por supuesto en cada individuo , ya que se crea a partir de la personalidad y de los aprendizajes que se producen a través de las interrelaciones.
Tengamos en cuenta que estos valores que rigen nuestro comportamiento anidan en el cerebro en las edades más tempranas y de forma inconsciente. Por lo tanto , dependen en gran medida de nuestros referentes en estos primeros años, aunque cómo seres inteligentes, siempre podremos y es nuestra obligación revisar que creencias nos condicionan y corregirlas.
¿Qué son las creencias?
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