¡Acepta mi sexualidad!, eso es algo que cualquier hij@, gritaría a sus padres si no fuera un tema tabú. Tanto si eres heterosexual ,como si formas parte de grupos sexualmente minoritarios es un tema tabú y objeto de represión, en líneas generales. La sexualidad, el género, tus gustos sexuales, tu identidad sexual, es parte de tu esencia , te define de la misma forma que el color de tus ojos o el color de tu piel.
Cuando esta sexualidad, identidad… son minoritarias, te sientes y sobre todo en un primer momento, en la obligación de negarlo, para no ser diferente, para no ser estigmatizado o acosado en el peor de los casos. Y en caso de ser heterosexual, es algo que se contempla en muchos casos cómo algo negativo, origen de algo relacionado con vicios o debilidades, sobre todo en el caso de las mujeres. Algo totalmente alejado de su realidad, natural. Sin sexo, sin instintos y apetitos sexuales , no hay reproducción, es decir no hay supervivencia de la especie.

Sin embargo ,negar esto es negarte a sí mismo , crea frustración. Y esto condiciona su felicidad, le predispone a estar siempre insatisfecho. Está actuando de acuerdo a condicionamientos externos , no internos. Esto le deja vulnerable , manipulable, débil. Le convierte en una víctima. Creando un efecto de “olla a presión”, con posibilidad de estallar en cualquier momento, a través de malas relaciones, fracaso escolar o laboral o enfermedades.
Cuando su vida, su sexualidad, y su manifestación está dirigida por agentes externos, por los demás. Pierde el control, solo reacciona, no desarrolla una actitud proactiva de acuerdo a sus valores, a su elemento. Esto crea falta de desarrollo , de crecimiento , se deja llevar , en principio a una situación cómoda, dentro de tu zona de confort. Sin embargo, a la larga, le estanca.
Por tanto, cuando niegas su auténtica sexualidad , finalmente su autoconcepto se ve afectado. Desarrolla creencias como: “No soy una persona fuerte ,capaz de defenderme a mí mismo, lo que SOY”.
Al no vivir un desarrollo ,un crecimiento continuo, constante, progresivo de acuerdo a su propia identidad ,se convierte en una persona inmadura ,impostora, y esto le desvía progresivamente del éxito , de su mejor versión. Sobrevive, en lugar de vivir en plenitud.
Todos somos una minoría con respecto a uno u otro criterio. Conocerse, aceptarse y valorarse es el principio de todo desarrollo. Y el culmen de la inteligencia emocional, la celebración de la diferencia.
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“Hablemos sobre la sexualidad”:
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